Un padre salva la vida de su bebé al descubrir un pequeño cambio en el tono de su lloro

Hay padres que llevan a sus hijos a Urgencias porque cosas tan aparentemente nimias como que hayan dejado de comer durante unas horas o no paren de llorar. Muchas veces, el único problema que hay en estos casos es el exceso de celo por parte de los progenitores. Pero otras veces, el instinto funciona y de verdad existe un trastorno detrás de estos a priori ligeros síntomas.



Este es el caso de de Stu Bonsall y su hija Megan, de cuatro semanas. Este ingeniero residente en la localidad inglesa de Burnley notó algo extraño en el llanto de su bebé. Apenas era una variación del tono, pero había algo en ese cambio que le hizo sospechar: una especie de alarido. 

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Según recoge el diario The Independent, Bonsall decidió llevarse a su hija a Urgencias. Sabía que era muy probable que en el hospital le dijeran que era un exagerado y que a la pequeña no le pasaba nada, pero aún así decidió hacerlo. 

“Percibí algo extraño. Sabía que en el hospital podrían decir que no era nada, pero fuimos”, asegura este hombre de 45 años. Algo que no había visto en ninguno de sus otros dos hijos, más mayores que la niña. Y por eso fue al hospital infantil de Manchester. Y los peores augurios se confirmaron: la pequeña que todavía no había cumplido ni un mes de vida, fue diagnosticada con un caso de sepsis.

Poco después de entrar por la puerta del centro, la pequeña cayó en coma, un estado en el que estuvo 3 días. Tras tratarla en cuidados intensivos, en donde la alimentaron a través de goteros intravenosos y trataron su infección generalizada, poco a poco se fue recuperando.

Los médicos no dieron con la causa de la infección, ya que la niña no presentaba heridas. La sepsis no llegó a afectar a los órganos vitales de la bebé, por lo que no sufre efectos secundarios. 

Tras pasar unas angustiosas jornadas ingresada, Megan finalmente recibió el alta y volvió a casa.

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